Supongo que todos conocen el fetichismo, aquella afección por objetos inanimados que producen placer por quién sabe qué recovecos enfermos de nuestra mente que Freud (o algún otro pervertido debió haber explicado). La palabra fetiche se empleó primero para denominar a aquellos objetos a los que las religiones atribuyen poderes sobrenaturales y convierten en símbolos; en ámbitos sexuales, pasó a describir a esos objetos con el poder de excitarte sobrenaturalmente.
El fetichismo es una parafilia que suele ser considerada inofensiva, a menos que consideres una buena idea frotarte contra los pantalones de una señorita que va caminando por la calle mientras aún los tiene puestos; fuera de eso, puedes convivir sexualmente con pelucas, ropa, accesorios, muñecos y otras cosas sin ser considerado un insano mental.
Uno de mis favoritos los fetichismos más frecuentes es el parcialismo, práctica en la que el objeto del deseo es una parte del cuerpo en particular (una parte que no sea obvia, por favor, las nalgas y los senos tienen una atractivo sexual inherente y por ello no pueden ser considerados fetiches, dejen de hacerse los interesantes), por ejemplo los pies, las manos, el cabello, las orejas. El parcialista busca el contacto con el objeto en cuestión, y tenerlo al alcance de sus manos o su vista durante todo el acto sexual; en ocasiones, la fragmentación del deseo es tan marcada que muchas personas buscan tan sólo tranquear un pie o una mano. Esto último es algo incómodo en una primera cita, no lo hagan.
Si tienen tiempo les recomiendo ver este video para que puedan darse una idea gráfica de lo que es el parcialismo y cómo se conduce el deseo sexual a través de este, sólo por si no han entendido o son unos pornófilos.
Si tienen tiempo les recomiendo ver este video para que puedan darse una idea gráfica de lo que es el parcialismo y cómo se conduce el deseo sexual a través de este, sólo por si no han entendido o son unos pornófilos.
Entonces, ¿listos para un footjob?