¿Puedes aceptarte a ti mismo sin protestar?
Dr. Wayne Dyer
Osgood: “He hablado con mamá por teléfono, ha llorado de felicidad. Desea que lleves su traje de novia con encajes blancos.”
Daphne (llevándose las manos al corazón): “Osgood, no puedo casarme con el traje de tu madre, ella y yo no tenemos el mismo cuerpo.”
Osgood: “Haremos que lo arreglen.”
Daphne (con firmeza): “¡No lo harás! Mira, Osgood, debo decirte la verdad. No podemos casarnos.”
Osgood: “¿Por qué no?”
Daphne: “Bueno, en realidad no soy rubia.”
Osgood (generoso): “No importa.”
Daphne: “Y además, fumo. Fumo como un carretero.”
Osgood: “A mí no me molesta.”
Daphne: “Y tengo un pasado muy agitado. Desde hace tres años vivo con un saxofonista.”
Osgood: “Te perdono.”
Daphne (cada vez más desesperado): “Y nunca podré tener hijos.”
Osgood: “Los adoptaremos.”
Daphne: “¿Pero, es que no me comprendes? (se arranca la peluca y dice con voz de Jerry, el auténtico hombre que es): “¡SOY UN HOMBRE!”
Osgood (con indiferencia): “Nadie es perfecto.”
Xuxa gana demanda a tv de Brasil por fotos desnuda
Un canal de ese país deberá pagar más de 2 millones de dólares a la conductora por difundir imágenes de ella sin ropa.
EFE
El Universal
Río de Janeiro.- Un tribunal brasileño condenó hoy a la televisión Bandeirantes a pagar 4.1 millones de reales (unos 2.03 millones de dólares) a la presentadora Xuxa Meneghel por difundir unas fotografías de ella desnuda tomadas hace 26 años.
Las polémicas imágenes fueron tomadas para una sesión sensual de una revista masculina en los años 80, cuando la animadora brasileña era una adolescente, según un comunicado del Tribunal de Justicia de Río de Janeiro.
La televisión divulgó las fotos el pasado 3 de marzo, en un programa de prensa rosa llamado Atualíssima, sin pedir el permiso de la cantante del famoso tema infantil Ilariê.
El tribunal tasó en 4 millones de reales los daños materiales y en 100 mil reales los daños morales causados por la emisora.
En la audiencia pública, Xuxa calificó la divulgación como una "falta de respeto", puesto que "da margen" para que las personas le sigan "juzgando" por los trabajos que realizó en su juventud.
"Tengo que probar casi diariamente que lo que hago hoy no tiene nada que ver con mi pasado. Además de eso, el programa fue exhibido en el horario de la tarde, en el que los niños ven la televisión", dijo la presentadora, que conduce programas infantiles desde hace dos décadas de forma ininterrumpida en Brasil.
Xuxa recordó que su público está formado por niños de entre "cero y ocho años" y dijo que imaginó la impresión que hicieron sus fotos eróticas "en la cabecita" de los niños y en las madres "que compran" sus discos y películas.
"Hice las fotos a los 18 años, en el inicio de mi carrera. Sólo me volví presentadora a los 20 años. Si pudiese volver atrás, no lo haría de nuevo, por ninguna cantidad de dinero", agregó.
En el inicio de su carrera, la hoy llamada "Reina de los Bajitos" también protagonizó un filme erótico, llamado Amor Estranho Amor, en el que aparece desnuda en compañía de un niño de unos doce años de edad.
La presentadora compró los derechos de distribución del filme en Brasil para evitar su difusión en la actualidad y evitar que perjudique su carrera, que está centrada en el público infantil.
En un artículo para Vanity Fair Christopher Hitchens cuestiona que exista un humor femenino. Aunque reconoce que existen buenas comediantes, postula que lo que ellas practican es un humor masculino, pues –por evolución y biología- las mujeres no necesitan ser graciosas para conquistar a un hombre. Yo no sé de darwinismo, pero me encantan las mujeres graciosas, aunque el estereotipo parezca recomendar a las mujeres que no lo sean. Por ejemplo, en el Manual de caza y pesca para chicas –esa maravillosa recopilación de relatos de Melissa Bank, publicada en español por Anagrama-, la muy peculiar Jane Rosenal intenta conquistar a un hombre y para ello se basa en una guía escrita por Faith Kurtz y Bonnie Merrill, cuyas voces la acompañarán durante todo la aventura: “Pienso, ¿no seas graciosa? -Correcto- oigo que dice la tersa y estoica Faith-. Lo gracioso es lo opuesto a lo sensual. -Pero a mí me atraen los hombres graciosos –digo. La alegre Bonnie dice: -¡No estamos hablando de quién te atrae a ti, tonta! ¡Sal con payasos y comediantes si así lo quieres! ¡Ríe hasta morir! ¡Pero no hagas bromas tú misma! -A los hombres les gusta la femineidad –dice Faith cruzando las piernas-. El humor no es femenino. -¡Piensa en Roseanne!- dice Bonnie. -O en esas chicas gordas que se golpean las rodillas en Hee Haw – agrega secamente Faith. -¿Y Marilyn Monroe?- digo-. Ella era una gran actriz cómica. -Probablemente no sea ésa la razón por la que bautizaron con su nombre una nueva línea de ropa interior –dice Faith. Yo digo: -Pero a Robert le gusto porque soy graciosa. -Tú no sabes por qué le gustas – dice Faith”. Y es que por tradición el papel de los payasos de la historia ha recaído con excesiva reiteración en un hombre o en la gorda del programa. (En la ficción mexicana, desde Un macho en la cárcel de mujeres hasta La Escuelita VIP, las mujeres “atractivas” han hecho chistes ya sea en lencería, desnudas o con faldas muy cortas. No porque sean graciosas sino para perdonarles que no lo sean). Sin embargo una camada de comediantes ha puesto en tela de juicio las afirmaciones de Hitchens y así lo ha documentado la misma Vanity Fair en un número dedicado a las “nuevas reinas de la comedia” Por principio de cuentas, se trata de mujeres que escriben, actúan y con frecuencia dirigen y son las responsables de sus actuaciones. No solo eso, sino que resultan atractivas para miles de hombres. 5. Kristen Wiig. 36 años. Se integró en 2005 al elenco de SNL. Son famosos sus personajes de Penelope y The Target Lady, una loca que cobra en una supertienda. 1. Tina Fey. 39 años. Se robó los reflectores durante su etapa de SNL y se ha llevado las portadas de medio mundo desde que está al frente de 30 Rock, la serie basada en sus experiencias como guionista. ¿Qué es lo que más atrae de ellas?, ¿que sean talentosas, guapas, divertidas o milfs?
Un monólogo de Tina Fey, antes de las elecciones primarias en Texas y Ohio entre Hillary y Obama, podía servir de colofón para esta entrada:
"Lo que más me molesta es cuando la gente anda diciendo que Hillary es una perra. Déjenme decirles algo: lo es. Yo también. Y ella (señalando a Amy Poelher) también. Porque las perras hacen cosas... Así que no es tarde, Texas y Ohio, súbanse a bordo, ¡Las perras son el nuevo negro!".
No se si esto pueda ir aqui pero se me hizo interesante la concepción que Jaime Bayly tiene del cielo, paraíso o lo que sea.
En efecto, he muerto.
La muerte no me tomó por sorpresa, me la habían anunciado los doctores.
Me dijeron que si seguía tomando tantas pastillas mi hígado colapsaría y tendrían que transplantarme un hígado donado.
Les prometí que dejaría las pastillas y me internaría en una clínica para desintoxicarme.
Por supuesto, era mentira.
Seguí tomando esas pastillas. No quería que me injertaran un hígado ajeno. Sólo estaba dispuesto a someterme a un transplante de pene, dado que el que me fue dado originalmente se hallaba en estado comatoso, vegetativo.
La muerte me asaltó en un hotel de Barcelona, después de entregar el manuscrito de mi última novela. Tomé ocho pastillas para dormir, me reventó el hígado y morí envenenado por chorros de bilis.
La verdad es que ya no tenía muchas ganas de seguir viviendo y sentía curiosidad por saber si había alguna forma de vida después de la muerte.
Antes de morir creía que la muerte humana no podía ser distinta de la de otras especies animales: dejabas de existir, tu cuerpo se corrompía, lo que habías sido desaparecía por completo, no había ninguna vida después de esta vida, simplemente entrabas en un agujero negro y te olvidabas de ti y con el tiempo los demás también se olvidaban de ti.
Estaba equivocado.
Después de morir, me encontré sentado en un tren rápido, con otros pasajeros. Nadie se conocía. Nos mirábamos perplejos y, sin embargo, serenos. Pude verme reflejado en la ventana del tren. Me reconocí enseguida. Era yo mismo, antes de morir. Tenía la misma cara, la misma barba incipiente tras una semana sin afeitarme, la misma ropa que me ponía todos los días.
Sin embargo, no me dolía el hígado, no me dolía nada.
Cuando llegamos a la estación, había un tumulto de gente esperándonos. Los pasajeros descendían (la mayor parte eran ancianos) y eran saludados efusivamente por personas que habían ido a esperarlos (la mayor parte eran también de edad avanzada, aunque había gente de todas las edades, incluso niños y madres con sus bebés). Hablaban en todas las lenguas y dialectos. Sólo reconocí el inglés, el español, el francés, el italiano y el portugués. Los italianos eran los más afectuosos, se daban besos en la mejilla, hablaban a gritos. Escuché muchas otras lenguas que no supe reconocer.
No sabía dónde estaba y no esperaba que nadie fuera a buscarme. Sólo para estar seguro de que era yo mismo, dije estas palabras:
-Hola, buenas noches, soy Jaime Baylys, bienvenidos al programa.
Lo dije en español y me salió la misma voz que solía tener cuando estaba vivo.
De pronto apareció mi padre. Se acercó sonriendo. Tenía muy buen aspecto. Se veía contento y saludable. Parecía un hombre de unos setenta años, la edad que tenía al morir. Me sorprendió que no cojeara como había cojeado casi toda su vida. También me sorprendió que me dijera con cariño:
-¿Qué haces por acá, chiquilín?
Nunca me había llamado así, “chiquilín”. Sólo lo había escuchado llamar así a su hermano menor.
-No sé –le dije-. No sé dónde estoy. ¿Dónde estamos?
-Te has muerto –me dijo-. Estamos en la otra vida. Estamos en el infinito.
-¿O sea que Dios existe? –pregunté, asustado.
-Bullshit –dijo mi padre-. No hay Dios. Todo era un cuento. Acá todos somos ateos. Ya sabemos que Dios no existe.
Caminábamos con dificultad entre la muchedumbre espesa y maloliente. Había muchísima gente.
-Esta vida no es el paraíso, hijo.
-¿Por qué dices eso?
-Porque acá no tienes que comer, no tienes que dormir, no tienes que cagar ni mear, no puedes tener hijos, no te enfermas y nadie se muere. O sea, vives eternamente, pero es un aburrimiento de la gran puta. Vives caminando y caminando entre un huevo de gente que no conoces y que te habla en unos idiomas que no entiendes y nunca te cansas y no paras a descansar o a dormir porque, como te digo, nunca te cansas, nunca tienes hambre, nunca te tiras un pedo.
El panorama era desolador. No había sino calles atestadas de gente y parques de los que provenían gemidos y jadeos inquietantes. No había casas, edificios, locales comerciales. No había autos, motos, bicicletas. Nadie llevaba dinero, nada se vendía ni se compraba. No había otros animales (no había dinosaurios, simios, perros, gatos, pájaros, cucarachas ni hormigas), sólo hombres y mujeres condenados a no morirse nunca
-Estamos jodidos –le dije.
-Jodidos –dijo mi padre-. Jodidos, pero no tanto.
-¿Por qué? –pregunté, notando un destello de picardía en su mirada.
-Porque en esta vida puedes tirar todo lo que quieras y las mujeres nunca quedan embarazadas y, como ya sabemos que no hay Dios, la gente le pierde el miedo al sexo y se la pasa culeando. Esto es un puterío del carajo. Uno se muere y se va a una ciudad sin camas, sin casas, sin edificios, sin restaurantes, sin dinero, una ciudad sin límites donde sólo hay calles y parques, y la gente sólo hace dos cosas: camina o se va a los parques a culear parejo.
Eché una mirada a un parque cercano y me pareció ver una gran orgía en la que todos fornicaban sin pudor. Muchos de quienes copulaban eran ancianos. Las parejas no hablaban siempre el mismo idioma, lo que no les impedía gozar.
Mi padre y yo caminamos sin fatigarnos y todo estaba bien entre nosotros, no había rencores. Pasamos por un parque en el que se exhibían numerosos varones fornicando entre sí. Mi padre los miró como si mirase la lluvia caer.
-No te imaginas la cantidad de maricones que hay acá –dijo, como si tal cosa no le molestara en absoluto-. Casi la mitad de la gente acá es homosexual o bisexual. Nadie tiene miedo al castigo de Dios porque ya sabemos que Dios no existe. No hay gays en el clóset. Yo no le entro a eso, como comprenderás. A mí me siguen gustando las mujeres y todos los días me echo un buen polvo con una mujer distinta. Las griegas y las rusas son las mejores. Cuando están arrechas gritan en su idioma y no entiendes un carajo y eso es cojonudo, hijo. Tienes que tirarte a una rusa. O a un ruso. Lo que más te guste.
-No puedo –le dije.
-¿Por qué, chiquilín? –se preocupó mi padre.
-Las pastillas me han vuelto impotente –le dije.
-Huevadas, hombre –dijo-. Eso era antes de morirte. Acá cambia todo. Acá no es como allá. Acá todos somos ateos, todos somos inmortales, todos tenemos la misma edad que teníamos al morir (de haberlo sabido, me hubiera muerto más joven, carajo), todos tiramos con todos (claro que los viejitos la tienen más jodida y sólo tiran entre ellos, esa es la gran desventaja de morirte viejo) y nadie tiene hijos y nadie come, caga ni duerme ni se enferma nunca, o sea que olvídate de las pastillas y de la impotencia, lo único bueno que tiene la vida eterna es que todo el mundo anda eternamente al palo y las mujeres eternamente a punto de caramelo, chiquilín.
-Pero hay demasiada gente, papá.
-Demasiada –se quejó él-. Todos los que se han muerto en la historia de la humanidad vienen en tren a esta ciudad sin límites. Tú caminas y caminas y nunca se termina la calle y siempre hay un parque más y todo el tiempo ves personas raras, de otra época, vestidas como se vestían siglos atrás, cuando murieron.
-¿Y nadie se pelea? –pregunté.
-No –dijo mi padre-. Aquí no hay guerras, no hay gobiernos, no hay países. Nadie tiene ganas de pelearse, no vale la pena. Acá te das cuenta de que lo único que realmente vale la pena es echarse un buen polvo. Acá en la vida eterna el que no está culeando está buscando a alguien para culear. Así nomás es la cosa, hijo. Bienvenido.
-Gracias, papi –le dije, con un amor que no había sentido nunca por él.
-Bien huevón tú también de tragar tantas pastillas y hacerte mierda el hígado –me dijo-. Te dijeron que si seguías tragando todas esas pastillas te ibas a matar y no te importó un carajo. Siempre fuiste un loco de mierda. Saliste a mí. Tú te enviciaste con las pastillas, yo con el trago y las pistolas. Pero tú tuviste más suerte que yo.
-¿Por qué? –pregunté.
-Porque ahora tienes cuarenta y cuatro años y esa será tu edad eterna. En cambio yo me partí el lomo para llegar a los setenta y ahora estoy jodido con esta cara de viejo –añadió, sonriendo.
-Pero ya no cojeas –le dije.
-No, ahora camino como tú –dijo-. Acá vienes cero kilómetros y nunca tienes que ir al taller a que te hagan una bajada de motor o un afinamiento, ¿entiendes? Acá no hay pastillas para dormir porque no necesitas dormir y no hay pastillas antidepresivas porque no te deprimes nunca. La mejor cura para la depresión es culearte a una rusa tetona. Además no tienes que ponerte condón.
-Buenísimo –dije-. Yo nunca pude con los condones.
-Yo tampoco –dijo él-. Por eso tuve diez hijos.
De pronto se acercó una mujer muy guapa, de unos cuarenta años, con un vestido elegante, de otra época, y le habló a mi padre en inglés, en un inglés con acento irlandés. Mi padre le miró el escote y comprendió que tenía deberes que cumplir.
-Me voy al parque, chiquilín –me dijo, y palmoteó mi espalda-. Ya te veo más tarde.
Luego se fue caminando con la mujer, diciéndole cosas al oído, tomados de la mano.
No podía creer que mi padre caminase sin cojear y, con setenta años, tuviese tanto éxito con las mujeres. Bien por él, pensé. Se lo merece.
Caminé sin saber adónde iba hasta que me detuvo suavemente un hombre joven y apuesto. Me habló en un idioma que no pude entender, pero me pareció que era alemán o danés o sueco o noruego, una lengua áspera y enfática. Era o había sido un hombre de mi tiempo, a juzgar por su ropa. Le dije en inglés que no le entendía. Me habló en inglés, me dijo si quería ir al parque con él.
-Yes, indeed –respondí y lo seguí, presuroso.
¡TODOS A TRONCHAR!
Lo prometido es deuda. Después de mucho bucear en los archivos de Pildorita de la Felicidad, encontré el resumen que P hiciera de la película ET La Vagina. Dos advertencias:
a) Es una de las cosas más extrañas que verán en este blog (un espacio en donde no han faltado ni faltarán cosas extrañas).
b) Las imágenes están censuradas, por el bienestar de su salud y porque provienen de un blog que no es porno.
ET LA VAGINA
Star Wars Episodio I: La Amenaza Fantasma tal vez haya sido la más popular de las "precuelas" (películas que toman personajes o historias ya existentes pero narran hechos acontecidos con anterioridad a los de la película original) estenadas en la década de los '90s que tomaban como base un éxito monumental del cine de ciencia ficción, pero no fue la primera: cuatro años antes de que George Lucas castigara a los nerds del mundo con tres de los peores bodrios en la historia del cine, un aguerrido (y, la verdad sea dicha, oportunista) cineasta alemán se dio a la tarea de llevar a la pantalla grande (o chica, dependiendo del tamaño de la pantalla de tu televisor) la precuela de la inolvidable película infantil E.T. El Extraterrestre, dirigida por Steven Spielberg en 1982.
Para mala fortuna de los fanáticos del filme que hizo de Drew Barrymore una precoz superestrella, al parecer a los grandes estudios de Hollywood no les pareció suficiente que la película continuara una historia amada por el público (la original es la película más taquillera de la década de los ochentas, si no me equivoco) o que contara con la brillante actuación de Mary Millmann en el papel protagónico; E.T: La Vagina no fue estrenada en cines y tuvo una muy limitada distribución en video.
Según la opinión de algunos especialistas (yo, principalmente), si esta película de 1995 hubiese sido estrenada tan sólo un de año después, en el llamado "año del cine independiente", en el que pequeñas producciones como Fargo y Secretos y Mentiras se impusieron a las superproducciones hollywoodenses, muy probablemente su historia se hubiese escrito de modo diferente. Pero bueno, dejemos lo pasado en el pasado, y concentrémonos en el título que hoy nos ocupa:
La pornografía es el deseo más humano que nos aleja de los animales, y nos devuelve el gusto por la observación, alimenta el deseo y fomenta la fantasía. Vouyeristas, puercos, caballeros, damas, conocedores, iniciadores: Este blog está hecho por un grupo de amigos que disienten y confabulan sobre el porno.
Puritanos y egomaniacos absténganse de este blog.