Entre los múltiples oficios que uno imagina como perfectos cuando se es joven, está indudablemente el de ser camarógrafo en el mundo de la pornografía. Vamos - razona uno junto a los amigos - es un empleo insuperable, te la pasas viendo porno todo el día y además te pagan por ello.
Bueno, aquí hay un par de ejemplos que ilustran perfectamente que no hay ningún trabajo perfecto y que, en ocasiones, hay perfectos idiotas haciendo el trabajo de tus sueños.
domingo, 18 de enero de 2009
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1 comentario:
Es como si uno fuera el ingeniero de sonido de un cantante de gansta rap: uno se creería seguro de los disparos... pero no.
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