Sasha Grey no es la pornostar más bonita ni la más salvaje, pero posiblemente sea la más astuta de todas. Se erige como la nueva Jenna en ese sentido, una mujer de negocios que ha sabido qué hacer con su imagen (desafortunadamente la Jameson acabó pareciéndose a su propio merchadising: una muñeca inflable desinflada).
Además de crear un perfil “culto” o al menos extravagante para cualquier estrella del sexo (sus gustos por Shostakovich, Antonioni, Hunter S. Thompson o Guerra y Paz la vuelven una suerte de “rara avis” en la industria), Sasha ha aprovechado todo el universo no porno para potencializar su fama. Ha aparecido lo mismo en un disco de los Smashing Pumpkins que en la publicidad de PETA; ha sido la protagonista de The Girlfriend Experience, la película independiente de Steven Soderbergh y ha salido de sí misma en la serie Entourage de HBO. Finalmente es ahora portada de Playboy.
¿La revista de Hugh Heffner desnudando a una actriz porno?, ¿qué tiene de noticia eso? Recordemos que Playboy se ha caracterizado por ser una suerte de espacio soft entre la celebridad y el deseo. O la supuesta celebridad y el supuesto deseo. Sus chicas de calendario han pasado a la televisión sin muchas dificultades (como Pamela Anderson o Jenny McCarthy) y al mismo tiempo, la publicación no ha escatimado esfuerzos para quitarles la ropa a algunas famosas (y causar revuelvo cada que eso sucede en territorio nacional). Pero Guardianes de la Bahía era tan escasa o altamente porno (según se vea) como los pictoriales de la Anderson, cuyo verdadero debut XXX fue aquel video con el baterista Tommy Lee. No era su desnudez lo atrayente sino el que apareciera en ciertas alfombras rojas. En las sociedades de consumo, la libido no necesita tanto de cuerpos como de iconos.
Si te excitas con Playboy es que aún eres menor de edad (y no deberías estar leyendo este blog) o, en el más frecuente de los casos, quizás signifique que has estado demasiado tiempo sin tener sexo. Playboy es menos una revista para la libido que para el estatus de quien aparece en sus páginas. ¿Qué sentido tiene ver a Sasha Grey desnuda cuando la hemos visto hacer las peores guarradas imaginadas en los videos de Internet? En realidad la publicación del conejito sólo ha terminado por validar el nivel alcanzado por la chica Grey, su habilidad para atenuar aún más las fronteras entre mainstream y XXX. Si gente como Kim Kardashian ha coqueteado con los videos de sexo explícito para aumentar su celebridad (y terminar haciendo un reality show), Sasha no titubea en cultivar lo mejor de ambos mundos. Sabe que tiene una parte del público en la bolsa y ahora va por el resto del auditorio. No es la más bonita y ni la más salvaje, pero corre para convertirse en el icono porno de la década.
1 comentario:
Definitivamente es el ícono sexual de nuestra época. La amamos.
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